Un estudio épico que demuestra la importancia de los alimentos integrales, y la degeneración y destrucción que conlleva una dieta de alimentos procesados.
Durante casi 10 años, Weston Price y su esposa han viajado por el mundo en busca del secreto de la salud. En lugar de observar a las personas con síntomas de enfermedad, este respetado dentista e investigador dental decidió centrarse en individuos sanos, y se retó a sí mismo a entender cómo lograban una salud tan sorprendente. El Dr. Price viajó a cientos de ciudades en un total de 14 países diferentes en su búsqueda de personas sanas. Estudió algunas de las zonas más remotas del mundo. Observó arcos dentales perfectos, caries mínimas, alta inmunidad a la tuberculosis y una excelente salud general en aquellos grupos de personas que comían sus alimentos indígenas. Descubrió que cuando estas personas se introducían en los alimentos modernos, como la harina blanca, el azúcar blanco, los aceites vegetales refinados y los productos enlatados, los signos de degeneración se hacían patentes rápidamente. La caries, la deformación de las estructuras mandibulares, los dientes torcidos, la artritis y la baja inmunidad a la tuberculosis se convirtieron en algo muy común entre ellos. El Dr. Price documentó esta sabiduría ancestral con cientos de fotos en su libro, "Nutrición y degeneración física".
Durante casi 10 años, Weston Price y su esposa han viajado por el mundo en busca del secreto de la salud. En lugar de observar a las personas con síntomas de enfermedad, este respetado dentista e investigador dental decidió centrarse en individuos sanos, y se retó a sí mismo a entender cómo lograban una salud tan sorprendente. El Dr. Price viajó a cientos de ciudades en un total de 14 países diferentes en su búsqueda de personas sanas. Estudió algunas de las zonas más remotas del mundo. Observó arcos dentales perfectos, caries mínimas, alta inmunidad a la tuberculosis y una excelente salud general en aquellos grupos de personas que comían sus alimentos indígenas. Descubrió que cuando estas personas se introducían en los alimentos modernos, como la harina blanca, el azúcar blanco, los aceites vegetales refinados y los productos enlatados, los signos de degeneración se hacían patentes rápidamente. La caries, la deformación de las estructuras mandibulares, los dientes torcidos, la artritis y la baja inmunidad a la tuberculosis se convirtieron en algo muy común entre ellos. El Dr. Price documentó esta sabiduría ancestral con cientos de fotos en su libro, "Nutrición y degeneración física".