Con este librito Gabriele nos permite participar de los dones del Espíritu de Dios que ella pudo recibir como Su hija. Las palabras del Padre están dirigidas también a nosotros, para acogerlas en nosotros. Pues Dios, el Espíritu eterno, nuestro Padre universal del que nos alejamos por propia voluntad, que nos ama de forma invariable y añora a cada uno de nosotros, nos habla incesantemente en lo más profundo de nuestro ser sempiterno.