Después de media vida, dos divorcios y la pérdida de un embarazo, Azul regresa a París, la ciudad en que a sus diecisiete, durante el curso preuniversitario, anduvo navegando a tientas, buscándose entre dos fuertes amores y un buen colchón de amistades. Hoy, a sus cuarenta, regresa a la capital del amor para intentar aunar los pedazos de la Azul adolescente y los de la mujer en crisis. Allí descubrirá y reencontrará nuevas y antiguas pasiones que la conminarán a mirar hacia adelante. París es Azul, la nueva obra de Muriel Villanueva, tuve ese flechazo que, con suerte, sientes una o dos veces en la vida. Porque es su novela más personal, más suya, escrita en castellano, su lengua materna, porque es una historia que es un canto generacional para los que estamos en la mitad de la vida y sentimos la incertidumbre de la adolescencia pero no tenemos ni la ligereza ni la intrepidez de los quince años. No te voy a engañar, no es una novela de aventuras, no es un thriller trepidante, no es una historia de amor, no se ha traducido ya a tropecientas lenguas ni es un fenómeno de ventas en Amazon. Ni siquiera es una novela para cualquier lector, pero, por encima de todo, no es una novela para un lector cualquiera. Es una historia íntima y personal, la de Azul, en la que nos podemos ver reflejados cualquiera de nosotros, porque habla de nuestras flaquezas, de nuestras inseguridades y nuestros miedos, de nuestras resistencias a madurar, sobre todo si no sabemos a dónde nos lleva la madurez, de la necesidad de encontrar nuestro sitio en el mundo y la paz dentro de nuestra piel. Y también en las ganas de seguir soñando. Azul ha decidido volver a su París, el que abandonó con 17 años para ver si es capaz de romper el cascarón del que aún, a sus 40, no ha sabido salir. Un, dos tres, crac, sin atormentarlo, rápidamente, como una guillotina. Para eso se ha largado a París a lo Sabrina, porque Gato, su amor, va a ser padre, y ella ya lleva dos divorcios a sus espaldas, y no se siente bien en ningún sitio, y quiere dejar de matar ratones en el laboratorio y, sobre todo, quiere dejar de ser uno. Son páginas de inolvidable belleza, de imágenes sutiles, de sombras que acechan y recuerdos que frenan. Espero que París es Azul te deje en el paladar el maravilloso sabor a soufflé que me conquistó a mí. Eva Olaya, editora.
Dieser Download kann aus rechtlichen Gründen nur mit Rechnungsadresse in A, B, BG, CY, CZ, D, DK, EW, E, FIN, F, GR, H, IRL, I, LT, L, LR, M, NL, PL, P, R, S, SLO, SK ausgeliefert werden.