¿De qué hablamos cuando decimos persona? ¿Con qué sentidos podemos percibir su esencia? ¿Es posible intentar su definición con las armas de la poesía? ¿Una persona vive en el papel, es un estado de la materia, sobrevive dentro de la ficción, puede ser un orangután? Derechos universales, autodeterminación, documentos, pero también lo marginal, lo anecdótico, la biología. La identidad se construye desde frentes disímiles; todos abonan a la multitud, la sociedad, esas esfinges tramitológicas a las que interrogamos, paradójicamente, para recuperar la individualidad. Estas páginas proponen una búsqueda singular y necesaria: la de la persona que hay en los otros, pero que también ―en la experiencia siempre confrontadora y fundacional de la poesía― podemos redescubrir en nosotros mismos.