En el Poema del cante jondo se propone Federico García Lorca lograr una obra misteriosa y clara que sea como una flor: arbitraria y perfecta como una flor. Se trataba de penetrar en el espíritu de Andalucía captando su cultura popular primitiva y misteriosa, curtida en el dolor. El resultado es un prodigio de voz poética a la que cabe aplicar lo que el propio Federico dijo del tradicional cantaor: cuando canta, celebra un solemne rito, saca las viejas esencias dormidas y las lanza al viento envueltas en su voz..., la raza se vale de él para dejar escapar su dolor y su historia verídica.