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El Cerro Rico de Potosí, emperador de todos los montes, pirámide de todos los minerales, palacio de todos los tesoros...Es hoy un vertedero de escombros que amenaza con derrumbarse sobre los diez mil mineros que entran todos los días.
Potosí fue el escenario de los conquistadores españoles que acumularon la plata, de los barones mineros que instauraron el primer capitalismo boliviano, de la revolución de 1952, las masacres militares y la última guerrilla del Che. Del subsuelo salieron los obreros que tumbaron dictaduras; ahora salen niños que se manifiestan y consiguen leyes para trabajar a…mehr

Produktbeschreibung
El Cerro Rico de Potosí, emperador de todos los montes, pirámide de todos los minerales, palacio de todos los tesoros...Es hoy un vertedero de escombros que amenaza con derrumbarse sobre los diez mil mineros que entran todos los días.

Potosí fue el escenario de los conquistadores españoles que acumularon la plata, de los barones mineros que instauraron el primer capitalismo boliviano, de la revolución de 1952, las masacres militares y la última guerrilla del Che. Del subsuelo salieron los obreros que tumbaron dictaduras; ahora salen niños que se manifiestan y consiguen leyes para trabajar a partir de los diez años.

En Potosí están los mecanismos de la riqueza extraordinaria y de la pobreza tan ordinaria.

En Potosí está la violencia. Al final de la cadena hay una niña de doce años que entra a trabajar en la mina. Esa niña se llama Alicia y Potosí cuenta su historia.

EXTRACTO

Villca es minero viejo, una categoría improbable en Bolivia. A los 59 años no le queda ningún compañero de su edad. Él está vivo, dice, porque nunca fue codicioso. Nunca trabajó temporadas largas en la mina. Nunca veinticuatreó. Es decir: nunca hizo turnos de veinticuatro horas seguidas bajo tierra. Salía a la superficie, regresaba unos meses al pueblo de sus padres a cultivar papas y pastorear llamas, dejaba que los pulmones respiraran aire puro, que se le limpiaran de polvo, y luego volvía a la mina, pero nunca estuvo allá dentro cuando una bolsa de gas asfixiaba a sus compañeros o un derrumbe los aplastaba. Tiene la sensación de que ya ha jugado muchas papeletas con la muerte y de que no debe arriesgarse más. Así que se retira. Jura que dentro de unas semanas se retira.

SOBRE EL AUTOR

Ander Izagirre escribe con los veinte dedos. Ha publicado crónicas sobre los porteadores de la cordillera del Karakórum, las niñas que trabajan en las minas de Bolivia, los campesinos que se rebelan contra la Mafia en Sicilia, las guaraníes que hicieron una revolución jugando al fútbol, los ciclistas que se dopaban con bacalao, también sobre mi vuelta a España en vespa y sobre señores que construyen calaveras gigantes, coleccionan penes de todas las especies o atraviesan Argentina empujando una carretilla de cien kilos. Recibió el Premio Europeo de Prensa 2015 por un reportaje sobre crímenes militares en Colombia.