"No son los muros ni los hombres quienes forman la patria; son las leyes, los usos y las costumbres, el gobierno, la constitución, la manera de ser que resulta de todo esto. La patria está en las relaciones del Estado con sus miembros; cuando estas relaciones cambian o se aniquilan, la patria se desvanece". Esta cita de Rousseau tomada de su Correspondencia General sintetiza la idea rectora de esta obra. Qué hombres para qué Estados recorre las distintas tramas de la teoría rousseauniana que confluyen en su modo de comprender el Estado y los individuos que lo conforman. A pesar de los casi 3 siglos que separan al filósofo de Ginebra de nuestra época, esta lectura de Rousseau muestra cómo los elementos republicanos de su teoría –soberanía popular, participación política, libertad política, igualdad material– no son incompatibles con el individualismo moderno. Es decir, presenta a Rousseau como un auténtico interpelante de las democracias liberales contemporáneas y sus males.