Escudarse tras un seudónimo para escribir lo que nadie diría enmascarar con palabras los sueños, que no son sueños, sino la vida… trabajar las palabras burdas para que tengan ritmo y melodía. Decir te amo sin decirlo decir te extraño sin vergüenza. Expresar las palabras más duras, acunándolas en hojas de algodón, hacer creer que un "Llegaré a la luna por ti" es real y posible. Decir tanto con tan poco es tarea de un escritor, por ello diré mi pensar: aún creo, aún tengo fe.