Este es el final de la trilogía que comenzó con el libro "Sintiendo en la Propia Piel" pasando por "Con el Amor no se Juega" hasta llegar a éste, "Recuerdos que el Viento Trae" que cierra la historia de la familia Sales de Albuquerque y la esclava Toña, que estaba vinculada a ella por lazos de amor y odio del pasado.
La secuencia de eventos, que comenzó hace 200 años, termina en Cabo Frío, el lugar de nacimiento de mi abuelo Edmundo, quien le presentó a Leonel a los personajes reales, en espíritu, para que pudiera traer su historia como un ejemplo para todos nosotros. Pero la historia no es suya, ni fue él quien la vivió. Sus personajes son los que alguna vez conoció, aunque no tenía una relación más cercana con ninguna de ellos. Eran situaciones de pueblos pequeños, a fines del siglo XIX, donde todos se conocían, al menos, por su nombre o al enterarse de ello.
Como me dijo mi abuelo, son una familia como muchas otras, pero cuyas verdades no conocemos. Nadie supo nunca sobre el drama que se desarrolló en esa casa, y, para los habitantes de la ciudad, eran solo personas que vivían allí, a medio camino de todo y de todos. Gente tranquila y sin importancia, que no atrajo la atención de nadie.
Pero la muerte del cuerpo despierta estas verdades, y es cuando vemos que nunca serán sin importancia.
Mônica de Castro
La secuencia de eventos, que comenzó hace 200 años, termina en Cabo Frío, el lugar de nacimiento de mi abuelo Edmundo, quien le presentó a Leonel a los personajes reales, en espíritu, para que pudiera traer su historia como un ejemplo para todos nosotros. Pero la historia no es suya, ni fue él quien la vivió. Sus personajes son los que alguna vez conoció, aunque no tenía una relación más cercana con ninguna de ellos. Eran situaciones de pueblos pequeños, a fines del siglo XIX, donde todos se conocían, al menos, por su nombre o al enterarse de ello.
Como me dijo mi abuelo, son una familia como muchas otras, pero cuyas verdades no conocemos. Nadie supo nunca sobre el drama que se desarrolló en esa casa, y, para los habitantes de la ciudad, eran solo personas que vivían allí, a medio camino de todo y de todos. Gente tranquila y sin importancia, que no atrajo la atención de nadie.
Pero la muerte del cuerpo despierta estas verdades, y es cuando vemos que nunca serán sin importancia.
Mônica de Castro
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