Durante toda nuestra vida hemos aprendido una forma determinada de relacionarnos con los demás creyendo que es la correcta y asumiendo mentalmente que es la única posible.
Han sido nuestros padres, profesores, amigos, familiares y conocidos los que nos han mostrando a lo largo de nuestro desarrollo personal la forma de relacionarnos con nuestros semejantes. Pero esa forma de relación no nos ha llevado a sentir una plenitud y paz profunda y auténtica, sino más bien miedo a perder a esas personas, inseguridad, desconfianza y pérdidas de identidad. Por todo ello, esta manera de relacionarnos que hemos empleado hasta ahora no nos sirve.
Detrás de cada persona hay un ser esencial que está buscando sola y exclusivamente paz, igual que tú y que yo. Los seres humanos nos encontramos totalmente dormidos y embaucados en las formas de la materia sin ver la verdadera esencia que todos somos en realidad.
Continuamente valoramos a las personas según nuestra propia perspectiva personal y condicionada de verlas, sin pararnos a mirar al ser espiritual que tenemos ante nosotros.
Es necesario que descubramos que nuestros pensamientos, juicios y perspectivas personales, solo son opiniones subjetivas, manipuladas y tergiversadas por nosotros mismos y nuestra propia experiencia de vida, por lo tanto no son verdad. Carecen de la verdad Universal absoluta.
Nuestra consciencia humana basada en la perspectiva del ego nos ha mantenido viviendo de forma equivocada toda nuestra vida. Y de ahí las relaciones tóxicas que seguimos manteniendo con las personas de nuestro entorno.
Los seres humanos somos expertos en exigir a los demás lo que nosotros carecemos. Y ese gesto siempre será ineficaz, inútil y perjudicial en la búsqueda del alivio y la sanación definitiva de nuestras relaciones.
En la actualidad, la mejora en la forma de relacionarnos con los demás sigue siendo una asignatura pendiente para casi toda la humanidad. Con este libro apuesto por la curación "de raíz" de las propias relaciones entre nuestros semejantes y por ende, con nosotros mismos. Algo que sin duda es necesario para la propia evolución de este planeta y de toda la humanidad.
Si desde este momento comenzamos a relacionarnos con las otras personas apartando nuestras propias expectativas, juicios, deseos y creencias personales acerca de ellas, disfrutaremos por fin de todos y cada uno de los seres humanos que se crucen en nuestra existencia.
Han sido nuestros padres, profesores, amigos, familiares y conocidos los que nos han mostrando a lo largo de nuestro desarrollo personal la forma de relacionarnos con nuestros semejantes. Pero esa forma de relación no nos ha llevado a sentir una plenitud y paz profunda y auténtica, sino más bien miedo a perder a esas personas, inseguridad, desconfianza y pérdidas de identidad. Por todo ello, esta manera de relacionarnos que hemos empleado hasta ahora no nos sirve.
Detrás de cada persona hay un ser esencial que está buscando sola y exclusivamente paz, igual que tú y que yo. Los seres humanos nos encontramos totalmente dormidos y embaucados en las formas de la materia sin ver la verdadera esencia que todos somos en realidad.
Continuamente valoramos a las personas según nuestra propia perspectiva personal y condicionada de verlas, sin pararnos a mirar al ser espiritual que tenemos ante nosotros.
Es necesario que descubramos que nuestros pensamientos, juicios y perspectivas personales, solo son opiniones subjetivas, manipuladas y tergiversadas por nosotros mismos y nuestra propia experiencia de vida, por lo tanto no son verdad. Carecen de la verdad Universal absoluta.
Nuestra consciencia humana basada en la perspectiva del ego nos ha mantenido viviendo de forma equivocada toda nuestra vida. Y de ahí las relaciones tóxicas que seguimos manteniendo con las personas de nuestro entorno.
Los seres humanos somos expertos en exigir a los demás lo que nosotros carecemos. Y ese gesto siempre será ineficaz, inútil y perjudicial en la búsqueda del alivio y la sanación definitiva de nuestras relaciones.
En la actualidad, la mejora en la forma de relacionarnos con los demás sigue siendo una asignatura pendiente para casi toda la humanidad. Con este libro apuesto por la curación "de raíz" de las propias relaciones entre nuestros semejantes y por ende, con nosotros mismos. Algo que sin duda es necesario para la propia evolución de este planeta y de toda la humanidad.
Si desde este momento comenzamos a relacionarnos con las otras personas apartando nuestras propias expectativas, juicios, deseos y creencias personales acerca de ellas, disfrutaremos por fin de todos y cada uno de los seres humanos que se crucen en nuestra existencia.
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