" Los romanos tuvieron un carácter extraordinariamente definido que supieron imprimir en cada una de sus obras. Toda su cultura se formó equilibrando la recepción de un legado ajeno como el griego, con la adhesión a la propia herencia. Y esto hace de la vida del espíritu en Roma algo único y fascinante. Una tensión análoga surgió cuando el naciente mundo cristiano debió confrontarse con el legado cultural de Grecia. Nuevamente el problema fue cómo hacer propio el mundo griego sin traicionarse en el proceso. Y los resultados fueron espléndidos: con la incipiente cultura cristiana, Occidente asentó otro de sus fundamentos. Éstos son los temas que trata este libro. "