Las instrucciones del Señor son muy claras: "Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno...". Marcos 11, 25. Debemos perdonar orando en el nombre y poder de Jesucristo. Al hacerlo, opera la gracia de Dios en el corazón y descubrimos que es posible. Muchas veces no hay disposición a reconciliarse porque no se toma la determinación de perdonar. Dios quiere sanarnos interiormente y sanar nuestras heridas. Para eso, el perdón es un paso. El Apóstol Pablo nos insta: "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros". Colosenses 3,13.
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