Este ensayo desenmascara las nuevas pedagogías que marginan los contenidos científicos y el prestigio del docente, un modelo que se reviste de modernidad e innovación con discursos pseudoprogresistas, pero que esconde un mensaje profundamente reaccionario. Durante las últimas décadas las administraciones públicas han impulsado cambios legislativos que han conducido a la degradación de la figura del docente. La desconfianza en su capacidad y autonomía los ha enterrado bajo cantidades ingentes de burocracia que entorpecen su labor. El desmantelamiento de la escuela pública, uno de los mayores proyectos emancipadores de la Historia, es un hecho. A la vez, aumentan los recursos destinados a escuelas concertadas y privadas. Pascual Gil reivindica la escuela pública como el lugar que debe promover el pensamiento y fomentar el espíritu crítico, para crear una sociedad más reflexiva, y para que los alumnos puedan ser dueños de sus vidas.