Se me va
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
"Dicen que es mejor no prometer nada a nadie porque cuando le dices a alguien que vas a hacer tal cosa, tu cerebro te da la recompensa inmediatamente, sólo por decirlo, y como ya te has premiado ya no sientes la necesidad de hacerlo y no lo haces. Que lo mejor es no prometer nada, sino hacerlo directamente. Es la mejor forma de que ocurran las cosas.
En mi caso, lo de hablar con mis trastos tiene un efecto parecido. Consigo que las cosas pasen antes de que tengan que pasar. Quizá por eso corté tan rápidamente con Román. Cuando no paras de hablar durante todo el santo día con tus cosas, tu cerebro no deja de premiarte. Siento que las cosas dichas son ya cosas hechas y paso al siguiente punto de la lista. Así, mi vida suele ir más rápida que la del resto de la gente."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
+
Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
por Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
¿Y no dijiste nada?
Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
¿Y ahora lo estás?
¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
Qué agradable te has vuelto.
Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
Dios Santo...
¿Qué pasa?
Madre mía...
¡Susan!
¿No lo sientes? Te... te está bajando.
¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Dos lecturas apasionantes que disfrutarás de principio a fin.
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
"Dicen que es mejor no prometer nada a nadie porque cuando le dices a alguien que vas a hacer tal cosa, tu cerebro te da la recompensa inmediatamente, sólo por decirlo, y como ya te has premiado ya no sientes la necesidad de hacerlo y no lo haces. Que lo mejor es no prometer nada, sino hacerlo directamente. Es la mejor forma de que ocurran las cosas.
En mi caso, lo de hablar con mis trastos tiene un efecto parecido. Consigo que las cosas pasen antes de que tengan que pasar. Quizá por eso corté tan rápidamente con Román. Cuando no paras de hablar durante todo el santo día con tus cosas, tu cerebro no deja de premiarte. Siento que las cosas dichas son ya cosas hechas y paso al siguiente punto de la lista. Así, mi vida suele ir más rápida que la del resto de la gente."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
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Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
por Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
¿Y no dijiste nada?
Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
¿Y ahora lo estás?
¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
Qué agradable te has vuelto.
Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
Dios Santo...
¿Qué pasa?
Madre mía...
¡Susan!
¿No lo sientes? Te... te está bajando.
¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Dos lecturas apasionantes que disfrutarás de principio a fin.
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