Una de las aproximaciones más esenciales a la obra de Nietzsche y, al mismo tiempo, una de las más difíciles de llevar a cabo es la que parte del análisis de las relaciones de este genial pensador con la música. Nietzsche no sólo fue un temperamento musical dotado para la improvisación en la ejecución pianística, un gran melómano y un incisivo teórico de la estética wagneriana: fue ante todo un pensador que proyectó su apasionado modo de vivenciar este arte tanto en su concepción del mundo como en su crítica de la cultura moderna.