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Esta no es una biografía ni una novela al uso, tiene un poco de ambas y, a la vez, algo distinto. Es un relato íntimo narrado en primera persona y escrito, con un lenguaje fresco y jovial, desde la perspectiva de quien vivió sus primeros años junto a quien ella llamaba «abuelita» y a quien nosotros conocemos como Madre Alberta Giménez Adrover: su nieta Pilar. Realidad y ficción se entremezclan para conformar un retrato lo más fiel posible de quien es la verdadera protagonista e inspiradora de esta historia: la Madre Alberta, una mujer que llegó a ser esposa, madre y viuda, y más tarde…mehr

Produktbeschreibung
Esta no es una biografía ni una novela al uso, tiene un poco de ambas y, a la vez, algo distinto. Es un relato íntimo narrado en primera persona y escrito, con un lenguaje fresco y jovial, desde la perspectiva de quien vivió sus primeros años junto a quien ella llamaba «abuelita» y a quien nosotros conocemos como Madre Alberta Giménez Adrover: su nieta Pilar. Realidad y ficción se entremezclan para conformar un retrato lo más fiel posible de quien es la verdadera protagonista e inspiradora de esta historia: la Madre Alberta, una mujer que llegó a ser esposa, madre y viuda, y más tarde religiosa y fundadora, concretamente de las Religiosas de la Pureza de María.
Autorenporträt
Alberta Giménez Adrover (Pollensa, Baleares, 1837 - 1922) religiosa, profesora y fundadora de la Congregación de Religiosas Pureza de María. Dio nombre al Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez de Palma de Mallorca y a muchas escuelas y obras sociales alrededor del mundo. Siendo niña, se trasladó con sus padres a Palma de Mallorca, Allí sus padres confiaron su educación a Francisco Civera, maestro, matemático y pedagogo, con quien acabó casándose en 1859. Diez años después enviudó y se hizo cargo, a petición el obispo de Mallorca, del colegio diocesano de La Pureza, dedicado a la formación de las jóvenes, que estaba en franca decadencia. Paralelamente obtuvo el título de Maestra Normal Superior y aceptó la dirección de la Escuela Normal de Maestras de Palma. Pronto decidió fundar una institución religiosa dedicada a la enseñanza, que fue autorizada por el obispo en 1875 y aprobada por León XIII en 1901. Al morir su hijo en 1908, la Madre Alberta se hizo cargo de su nieta. Murió en Palma en 1922. Fue declarada Venerable por Juan Pablo II en 1986.