¿Por qué estudiar en la actualidad a un filósofo del Siglo XVII? Hay varias razones, pero la principal es su conceptualización sobre una democracia donde el derecho de los que gobiernan dependen de la potencia de la multitud, y esta de las relaciones de poder de las fuerzas que la componen. Desde allí plantea una teoría de la acción y de las pasiones humanas. Esta es la fuerza que sigue teniendo su pensamiento éticopolítico para ofrecer una mirada adecuada que permite afrontar la realidad actual. El autor realiza un abordaje profundo de la vida y la obra de Spinoza en la primera parte del libro, donde explica la importancia de sus orígenes marranos para dar cuenta de su pensamiento. Un experto en el equívoco y el doble lenguaje que enmascaraba una oración dando sentidos diversos. Por ello la multiplicidad de sentidos que reclaman y, aún más, exigen variadas interpretaciones. En la segunda parte avanza con algunas lecturas de Spinoza, como la importancia de su obra en el desarrollo del pensamiento crítico de Marx. Luego, las semejanzas y tensiones entre Spinoza y Freud; donde propone una lectura de Spinoza desde Freud que amplía la perspectiva freudiana y genera nuevas luces en la lectura de la obra de Spinoza; de allí que los menciona como "compañeros de incredulidad". Finalmente, el autor desarrolla sus propias lecturas donde avanza en la importancia de la identidad de la alegría, el desarrollo de una esperanza activa, el lugar de las pasiones y la política como producción de las potencias; para terminar con las propuestas de rescatar la concepción spinoziana sobre una democracia radical como forma de enfrentar al auge actual de las diferentes formas que adquieren los fascismos. Como sostiene Carpintero: "Spinoza nos dice que el poder hegemónico utiliza la superstición con el fin de que los seres humanos 'luchen por su esclavitud como si tratara de su salvación'. Esta circunstancia implica reconocer que la dominación no es una disposición pasiva por parte de los dominados; por lo contrario, es una actividad que los lleva a construir su propia esclavitud. Con lo cual todo proyecto de liberación debe tratar de modificar las condiciones colectivas que generan el sometimiento para llevarlas a la liberación en el plano individual y colectivo. De esta manera, la lucha por la vida se identifica con la lucha por la liberación; es decir, la lucha para enfrentar la servidumbre es tanto la lucha por la vida como por la liberación. De allí que para Spinoza el conocimiento explicativo es para intervenir en los acontecimientos, no para mirarlos desde afuera. Lo que nos lleva a nombrar su actividad ético-política como 'militante de la potencia de vivir'".
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