Los ensayos que integran el libro que el lector tiene ahora entre sus manos se plantean como objetivo contribuir a desentrañar las relaciones existentes entre demonología cristiana y cultura folklórica en un escenario específico –España y el mundo ibérico– y, en un período determinado, los siglos de la primera modernidad. Para ello, la primera parte de Strix Hispanica se dedica al análisis de la historiografía de la caza de brujas europea, manteniendo como hilo conductor los debates en torno a la riquísima y compleja mitología del sabbat continental. La segunda parte incluye una serie de estudios de caso en torno a dos figuras paradigmáticas del folklore ibérico tradicional: la bruja y el saludador. A poco que el especialista se aboca al análisis del complejo de la bruja peninsular detecta una superposición idiosincrásica de mitologemas que pone a prueba las más elaboradas herramientas teóricas y metodológicas al alcance de los historiadores de la cultura contemporáneos. En efecto, el problema de la profunda originalidad del estereotipo de la bruja ibérica no puede abordarse sin recurrir al apoyo de otras disciplinas, llamadas a cubrir las lagunas, los silencios, que la historia académica no puede, no osa interpelar. El saludador, por su parte, es una de las figuras más irreductiblemente locales del folklore peninsular, pues resulta prácticamente imposible detectar su presencia más allá del espacio iberoamericano. Aún cuando los saludadores no integraron de manera permanente el sistema de la brujería popular española, durante gran parte de la Edad Moderna hicieron de la detección de brujas y de la neutralización de maleficia una de sus actividades más representativas y lucrativas, más allá de su convencional virtud para curar la hidrofobia y de su espectacular dominio sobre el fuego.