Los sueños y aspiraciones de una mujer quien fue criada a la pura aventura y a la escuela de la vida. Una mujer muy fuerte de carácter para no caer en tanta tentación del mundo corrupto en que se enfrentó día a día desde muy niña. Luego, de adulta y de ejecutiva, pelear contra el mundo masculino en el que imperaba en cada industria que se proponía sobresalir y destacar. Vivió y viajo mucho en Europa tratando de aprender y absorber muchas cualidades que le serviría en su futuro creyendo y esperando regresar a su país de origen: Ecuador. Así, emprender su propia empresa o futuro. Al ver la realidad del machismo, se desilusionó y empezó a buscar otros horizontes, donde se encontró con una ventana abierta en San Francisco/California. Ahí se instaló como una heroína trabajando día y noche. Abrió su futuro y se destacó con la única falla que no le dio tiempo: el amor. Por eso, Ximena ha escrito este libro. Para dar un mensaje a la nueva generación: "No dejen pasar su bella juventud sin disfrutarla". Disfruten el presente y sean buenos hijos, pues sus padres les ayudaran a desarrollarse y a destacarse, por lo menos hasta sus 18 años. Ximena dice "Yo ayude a mis hijas toda mi vida". Hoy son unas profesionales importantes de 29 y 30 años respectivamente. Fueron a estudiar la Universidad en Europa y ellas regresaron a la que fue y será su casa para siempre, y todavía viven conmigo sin ninguna vergüenza.
El propósito de este libro es hablarles de las experiencias diarias. No solo mías como autora, pero de muchas mujeres que se han identificado conmigo, pero lamentablemente no se atreven a hablar por vergüenza, por temor a que no les den crédito y por la frustración de que las autoridades nunca ayudaron a dar continuidad al hecho. Hoy en día, todos estos casos mencionados, han mejorado, pero todavía hay mucho más que hacer y trabajar.
Nota: Los nombres de las personas mencionadas son legítimos y todavía en vida. Quisiera morir viendo justicia.
El propósito de este libro es hablarles de las experiencias diarias. No solo mías como autora, pero de muchas mujeres que se han identificado conmigo, pero lamentablemente no se atreven a hablar por vergüenza, por temor a que no les den crédito y por la frustración de que las autoridades nunca ayudaron a dar continuidad al hecho. Hoy en día, todos estos casos mencionados, han mejorado, pero todavía hay mucho más que hacer y trabajar.
Nota: Los nombres de las personas mencionadas son legítimos y todavía en vida. Quisiera morir viendo justicia.
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