El alcoholismo es una poderosa ansia de alcohol que a menudo se traduce en un consumo compulsivo de alcohol. La causa de esta ansia es muy debatida, pero las creencias más populares son que se trata de un desequilibrio químico o nutricional, una predisposición genética, un efecto neurológico causado por mecanismos de aprendizaje desbocados o una incapacidad para frenar el propio deseo de disfrute. El alcoholismo suele ser un tema controvertido. Algunos creen que es una enfermedad biológica, pero la incapacidad de vincularlo a una causalidad biológica específica hace que éste sea un debate político y no médico. Se ha identificado que la adicción al alcohol tiene varios componentes.
Se ha demostrado en varias pruebas clínicas que los mamíferos con sistemas de endorfinas más activos son más propensos a la adicción al alcohol. Esto se debe a que el alcohol desencadena la liberación de endorfinas en nuestro sistema, y aprendemos que beber alcohol es un comportamiento que debemos repetir. Este efecto también es visible en el consumo de opiáceos y en diversas conductas de riesgo como el paracaidismo y el juego. Los problemas sociales derivados del abuso del alcohol suelen incluir la pérdida de empleo, problemas financieros, conflictos matrimoniales y divorcios, condenas por delitos como conducir bajo los efectos del alcohol o desórdenes públicos, pérdida de alojamiento y pérdida de respeto por parte de los demás, que pueden considerar el problema como autoinfligido y fácil de evitar.
- La adicción psicológica implica aquello que convence a la persona de que obtiene beneficios del uso de la sustancia. Por ejemplo, si sienten que son más hábiles socialmente mientras están borrachos o que les permite manejar mejor el estrés, entonces pueden sentir que cualquier problema causado vale la pena por los beneficios.
- La adicción física (también conocida como dependencia) implica la adaptación física de los sistemas biológicos de una persona a la presencia continuada de alcohol en su organismo. Los sistemas de la persona se sienten más cómodos cuando tienen el nivel "normal" de alcohol, y se requieren dosis más altas para mantener un efecto equivalente. Una disminución del nivel de alcohol provoca desequilibrios inversos que dan lugar a síntomas de abstinencia, que en el caso del alcohol pueden ser mortales.
- La adicción neuroquímica implica el secuestro de los mecanismos de aprendizaje existentes para convencer al sistema de que un comportamiento adictivo es bueno para él, a pesar de todas las pruebas en contra. La endorfina es la forma que tiene el cuerpo de decirle a la mente que un comportamiento es bueno para ella. Liberamos endorfina en el torrente sanguíneo durante el sexo, el ejercicio y el consumo de algunos alimentos, por ejemplo, y esto es responsable del "subidón del corredor" y del "afterglow". Esto es más que una simple sensación de bienestar, está enseñando a nuestro cerebro que estos son los comportamientos que debe repetir.
Se ha demostrado en varias pruebas clínicas que los mamíferos con sistemas de endorfinas más activos son más propensos a la adicción al alcohol. Esto se debe a que el alcohol desencadena la liberación de endorfinas en nuestro sistema, y aprendemos que beber alcohol es un comportamiento que debemos repetir. Este efecto también es visible en el consumo de opiáceos y en diversas conductas de riesgo como el paracaidismo y el juego. Los problemas sociales derivados del abuso del alcohol suelen incluir la pérdida de empleo, problemas financieros, conflictos matrimoniales y divorcios, condenas por delitos como conducir bajo los efectos del alcohol o desórdenes públicos, pérdida de alojamiento y pérdida de respeto por parte de los demás, que pueden considerar el problema como autoinfligido y fácil de evitar.
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