El cuarto libro de Hugo Burel, la novela Tampoco la pena dura, le valió el premio Bartolomé Hidalgo a mejor novela en 1990. En sus páginas el autor explaya una de sus mayores obsesiones; el relato de un Uruguay al que ama a pesar de sus imperfecciones, de una tierra de la que no es capaz de desprenderse y que retrata a través de los mecanismos de la alegoría.-