El palacio de Gravelinas, en un recodo imaginado de la vieja calle de San Bernardo,11 y la sombra del misionero Gamborena (al que Torquemada llama "San Pedro") recorriendo la mansión, los gritos del hijo monstruoso y la inercia mortal de sus creadores serán el fáustico escenario para la trama final. "Los personajes viven en una atmósfera de frío y de nieve que se transforma en barro, chapoteando sin brío y sin ánimo en un barrizal".12 Siguiendo el hilo, morirá la aristócrata Fidela y el hinchado financiero no tardará en estallar también.