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Es ésta una de las obras más apreciadas de San Alfonso María de Ligorio, y una luminosa muestra de su ferviente amor a Cristo. Escrita en un principio para su congregación, pronto traspasó los límites de la familia redentorista, y se publicó en un libro en 1745. Desde entonces, ha aparecido en muy variadas lenguas y ediciones, contribuyendo a que la Eucaristía sea más amada y frecuentada por los cristianos, y a extender la devoción a Jesús Sacramentado, mediante el método sencillo y práctico de las Visitas. "Ciertamente que entre todas las devociones, ésta de visitar a Jesús es la primera…mehr

Produktbeschreibung
Es ésta una de las obras más apreciadas de San Alfonso María de Ligorio, y una luminosa muestra de su ferviente amor a Cristo. Escrita en un principio para su congregación, pronto traspasó los límites de la familia redentorista, y se publicó en un libro en 1745. Desde entonces, ha aparecido en muy variadas lenguas y ediciones, contribuyendo a que la Eucaristía sea más amada y frecuentada por los cristianos, y a extender la devoción a Jesús Sacramentado, mediante el método sencillo y práctico de las Visitas. "Ciertamente que entre todas las devociones, ésta de visitar a Jesús es la primera después de la recepción de los Sacramentos, la más grata a Dios y la más útil para nosotros". A continuación de la Visita al Santísimo, San Alfonso María de Ligorio propone hacer también la visita a María Santísima, porque ella es la Medianera de todas las gracias.
Autorenporträt
Alfonso María de Ligorio nació en Marianella, junto a Nápoles, en 1696, en el seno de una familia de abolengo originaria de España. Cursó estudios de derecho, y ejerció con brillantez la abogacía hasta que, en 1723, sintió la llamada de Dios para el sacerdocio. Fue ordenado en 1726 y se consagró por entero a su tarea pastoral. En 1732 fundó la Congregación Misionera del Santísimo Redentor (redentoristas), y más tarde fue nombrado obispo. Se desvivió por revitalizar la piedad sacerdotal y por cuidar la formación de los seminaristas, y promovió sin descanso el compromiso de los laicos con la fe. Murió en 1787. Canonizado en 1839, fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1871.