Voy a decir que sí es un libro ágil y profundo a la vez. Su fácil lectura y su lenguaje sencillo, facilitan el recorrido del relato con interés y permiten al lector adentrarse en una historia de indiscutible atractivo: la de una mujer creyente, innovadora y abierta, adelantada a su tiempo, que supo romper barreras al acceso de las mujeres en la participación social y en la vida pública. Sus páginas nos acercan a una mujer singular, de gran personalidad, que vivió hace ahora ciento veinticinco años, pero su pensamiento, sus opciones y su actitud ante la vida siguen siendo válidos a la gente de hoy. En estas páginas encontramos a la mujer estudiosa, preocupada y ocupada por la educación, la formación y la buena preparación para poder participar en el debate social de su época. Resultan especialmente interesantes los detalles de Josefa Segovia que reflejan su vertiente más humana: los gestos con las maestras que visita en sus años de inspección, su capacidad de relación con las jóvenes universitarias, su acercamiento a las empleadas y empleados de servicio, su sensibilidad para acudir a las afueras y barrios de la ciudad. Mujer de relaciones, preocupada por la cuestión social, fue una gran comunicadora y clave en el inicio y desarrollo de la obra de san Pedro Poveda, la Institución Teresiana. El libro se cierra con una colección de fotografías en las que aparece Josefa Segovia en varias etapas de su vida y en las diversas ocupaciones que desempeñó.