Whisna, el jardín de las luces es una fábula que acaso halle su inspiración más pura en las obras del gran Rudyard Kipling, no sólo por su exotismo, o la caracterización antropomórfica de algunos animales, al estilo del Libro de la selva, sino también por el poderoso hálito de misterio que la impregna, la búsqueda de un misticismo primigenio, a veces casi chamánico, que pervive, al margen de los vaivenes del mundo, en ese lugar mítico, oculto en la jungla, que es el secreto "jardín de las luces". La obra es también el relato de un viaje iniciático, el de Whisna, heredero de un reino del Indostán, en los tiempos en los que el Buda difundía su doctrina, como un peregrino del Dharma. En esta narración el mundo de los sueños y el de la vigilia se intercomunican, así como el de la imaginación con el de la realidad cotidiana. Las peripecias vividas por una joven águila, caída del nido antes de aprender a volar, ayudarán al príncipe heredero en su devenir vital y en su final elección ética. Casi parafraseando a Kipling, o como rendido homenaje a él, esta fábula también hubiera podido titularse El hombre que pudo "no" reinar.