Habrá una vez, en una Buenos Aires que es ésta pero peor, tras un ya lejano Bicentenario apocalíptico en que los incendios y las bombas y las lluvias impiadosas transfiguraron el paisaje, los barrios y las cabezas de la gente; habrá una vez, digo, tres amigos. Como en el tango, pero peor también, porque esta vez –la tercera y la vencida, después de El síndrome de Rasputín y Los bailarines del fin del mundo– las letras de la nocturnal música de fondo que acompaña a los machucados Abelev, Muishkin y Maglier las dicta Baudelaire, el caballero del verde tedio, señor del spleen. Tras el descenso ad ínferos que significó la excursión al CentrodelaTierra, el desmembrado trío protagónico vuelve por dos vías diferentes a la superficie. Numerosos periplos los llevarán por todas las estaciones del misterio en una Buenos Aires fantasmal, hasta reencontrarse. Pero nada es tan fácil, nunca lo es. Para poder sentarse todos a la mesa de la mamá de Abelev, habrá primero que matar y probablemente morirse, remar sangre arriba contra las fuerzas del mal, no tan ajenas en su equívoca perversidad. Pero contar una novela inextinguible como ésta exigiría romper la magia siempre renovada por el qué pasa y cómo sigue. Y Ricardo Romero pertenece a la raza de los narradores genuinos, los que no se merecen esa traición ni la perdonan. Baste decir, entonces, que El spleen de los muertos cuenta una batalla por o contra la melancolía. Pero que la guerra, una vez más, no ha terminado.
Dieser Download kann aus rechtlichen Gründen nur mit Rechnungsadresse in A, D ausgeliefert werden.