En todo el mundo, la agricultura moderna basada en productos químicos desempeña un gran papel en la degradación de la salud del suelo, cuya prioridad es siempre la alta productividad de los cultivos. En el ámbito agrícola, ya existe un amplio conocimiento sobre la degradación del suelo. Así, el uso excesivo de fertilizantes sintéticos, la deforestación sistemática, la erosión del suelo debida a la alta labranza y a la acción de las lluvias o de los vientos, la pérdida de materia orgánica y varios otros factores provocaron el aumento de la desertificación, la pérdida de millones de toneladas de tierra vegetal fértil e, indirectamente, el aterramiento de ríos y lagos, la salinización del suelo, los cambios climáticos y la pérdida de biodiversidad. Además de la necesidad de supervisar y evaluar constantemente los procesos físico-químicos y biológicos para lograr una mejor salud del suelo, es imperativo tener en cuenta que las materias orgánicas del suelo son los principales agentes del ciclo de los nutrientes y también tienen una compleja interacción con las plantas.
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