La criminalidad y la violencia impiden el crecimiento y el progreso, porque erosionan el capital humano, destruyen el capital social y se invierten recursos que pudiera utilizarse para otras finalidades. El homicidio, como máxima expresión de la violencia, es el indicador más completo, comparable y preciso para medirla, este no se presenta de forma homogénea, cambia con el tiempo, grupos humanos, regiones o países que la padecen; por eso su prevención es vital, siendo desde la Criminología, la prevención primaria la de mayor importancia, pues en ella se neutraliza el conflicto antes que este se manifieste. Para el logro y eficacia de la misma, es importante la participación de todos los factores que intervienen en su ejecución, en especial los de anclajes comunitarios, entiéndase escuela, familia, religión, trabajo; unido a estas la Atención Primaria de Salud, pues al tener un control total de su población, puede detectar a tiempo cualquier signo de alarma, para convertirse en víctima o victimario de un evento homicida.