En los últimos tiempos, se han publicado muchos libros sobre la violencia en la escuela. Mientras la presión mediática subsista, seguramente se seguirán publicando. Éste es uno más, pero de una importancia singular. Lo es por la calidad de sus autores, que son destacados especialistas del tema, o también, expertos de primera línea en teorías que se ofrecen como miradas pertinentes. Es un libro que invita a transitar caminos teóricos hasta hoy poco utilizados en el amplio y complejo tema de la violencia en la escuela. El libro no se había propuesto originalmente orientar la práctica de los actores escolares, pero el llamado del campo pedagógico es tan fuerte que se aprecia en varios capítulos un deslizamiento hacia la búsqueda de respuestas sobre el quehacer cotidiano. La violencia en la escuela es un fenómeno de larga data, pero que está en boca de muchos agentes sociales y de los propios alumnos desde hace relativamente poco tiempo. Todo parece indicar que se ha incrementado, en los últimos años, la presencia de conductas agresivas productoras de daños físicos, psicológicos y socio-culturales entre los estudiantes o los profesores (tradicionalmente eran estos últimos quienes imponían castigos corporales a los alumnos, pero actualmente parece que es bastante común que sean víctimas de alumnos o de padres). Sin embargo no tendremos la plena seguridad de poder sustentar estos datos, mientras no avancen las investigaciones de campo. Y en tanto éstas no se nutran de las perspectivas que brindan las ciencias sociales o la filosofía, la psicología o la misma pedagogía. Esperamos que este libro contribuya a la alimentación de las definiciones necesarias en el camino de la reflexión y la investigación de los problemas de violencia en las escuelas.