El español se ha caracterizado por su fidelidad entre la parte grafémica y la parte oral, o sea que desde un punto de vista fonológico los sonidos son fieles a su correspondiente grafema: "... "fonología" la ciencia de los sonidos de la lengua" (Trubetzkoy, 1973, p. 3). En el lenguaje corriente no ocurre así, en este caso no se habla de sonidos ideales, sino reales "... "fonética" la ciencia de los sonidos del habla" (Trubetzkoy, 1973, p. 3). El habla corriente es altamente susceptible y en ella se reflejan variables de lo que se supondría que sería la pronunciación del grafema; por ejemplo, en la palabra canguro, la correspondencia fónica del grafema n no es un sonido alveolar nasal, sino velar nasal. Este fenómeno se denomina asimilación y, en este caso específico, es una asimilación regresiva; el sonido asimiló el lugar de articulación de la siguiente consonante / /, que es una velar oclusiva sonora.