El uso de forrajes en la alimentación de cerdas gestantes, trae consigo ventajas nutricionales y fisiológicas, ya que éstos son una buena fuente de vitaminas y minerales, además de que provocan un sentimiento de saciedad y por consiguiente una reducción del período de hambre del animal (Vestergaard, 1997). Esta práctica se realiza en algunas regiones tropicales, donde la cría de cerdo es libre y sin mayor tipo de cuidado, basándose en los excedentes de cosecha y de algunas especies forrajeras (Gómez, 1997).