En la dinámica de la difusión de nuevas tecnologías sanitarias intervienen aspectos culturales y barreras de los sistemas sanitarios que dificultan su uso efectivo y hacen imprevisible su implementación en un ámbito y contexto determinado. Una aproximación para el estudio de este fenómeno es el análisis de la eficiencia de manera longitudinal. Esta se preocupa por la dinámica de la tecnología o su impacto a lo largo del tiempo, sobreutilización, infrautilización y mala utilización por parte de los grupos poblacionales. En este contexto, los tratamientos antiretrovirales para los pacientes portadores de VIH son tecnologías interesantes para estudiar esta cuestión ya que pertenecen al grupo de las tecnologías sanitarias en fase de evolución rápida. Esto se ha expresado en la aparición, en un lapso de pocos años, de una amplia gama de combinaciones de fármacos y de esquemas de tratamiento. Es una patología socialmente relevante, con información de cierta calidad sobre actividad y resultados, y en la última década ha experimentado grandes avances en los tratamientos disponibles, cambios en su manejo y mejoras en los resultados para los pacientes.