La cromatografía líquida micelar (CLM) ha sido aplicada con éxito en la monitorización de fármacos. La CLM es un variedad de cromatografía líquida en fase inversa (RPLC) que contiene micelas, generalmente de dodecil sulfato sódico, que actúan como modificadores de la fase móvil, y un solvente orgánico o alcohol de cadena corta, que mejora la eficacia y permite controlar tanto la fuerza eluyente como la selectividad de la fase móvil. Las fases móviles micelares, en comparación con las hidro-orgánicas, tienen la ventaja de permitir la inyección directa de muestras biológicas (suero, orina, saliva, sudor, etc.), y además son más ecológicas, baratas y estables. El objetivo fundamental de la monitorización de fármacos consiste en mejorar la asistencia terapéutica del paciente, tanto en patologías agudas como en las crónicas, y esto se lleva a cabo mediante el ajuste de la dosis del fármaco en función de las concentraciones plasmáticas obtenidas, de manera que se pueda combinar la máxima eficiencia del fármaco con el mínimo riesgo de toxicidad. También la monitorización es útil en la determinación de parámetros químicos y farmacológicos, tales como el tiempo de vida media y otros.