Muy apurado me encontraba, era tarde, pero al mismo tiempo sentía mi vejiga a reventar, aquel transporte no se apuraba en lo más mínimo, probablemente empezaba a sentir odio por aquel operador de autobús, pero quizás no podía culpar a nadie más que a mí por salir corriendo del trabajo, sin pasar al baño antes, quizás la emoción por volver a verla después de un largo fin de semana me ganó, ahora ¿qué podía hacer? Quizás si iba un poco retrasado, pero no como en otras ocasiones, probablemente sería mejor si pasó a aquella casa abandonada antes de ir por mi chica, sería un gran lugar para desahogar todo este líquido que siento entre mis piernas. Salí corriendo poco después de pedir la bajada, me apresuré con rapidez a aquel condominio en pésimas condiciones, aquel lugar mágico donde he pasado mis mejores momentos al lado de Itzel, entré a ese sitio con determinación mientras desabrochaba mi pantalón, pero toda aquella velocidad desapareció cuando mis ojos miraron a alguien ahí dentro, se trataba de un hombre desconocido sentado en una esquina, tenía algo entre sus manos, su ropa se encontraba deplorable. -¿Vives aquí? -pregunté nervioso. -¿Tú qué crees? -respondió en tono agresivo. No lo pensé dos veces antes de salir de aquel sitio, ni siquiera sé en qué momento dejé de apretar las piernas, de un momento aquella necesidad por orinar se esfumó, me alejé unos cuantos metros asustados, pero también quedándome cerca para observar cuando aquel hombre se marchaba del sitio, aun cuando mi teléfono vibraba de todos los mensajes que la desesperada de Itzel mandaba, no me retire del sitio, contestando solamente "dame un momento" "espérame poquito" Varios minutos después pude notar como el desconocido se marchaba tambaleándose de un lado a otro, lo que hizo que confirmara mis sospechas sobre aquello que tenía entre las manos, seguramente se trataba de algún inhalable que causa alucinaciones, nuevamente apurado fui con mi chica para intentar explicarle lo que había visto, la cual se asustó y no es para menos, una joven pareja que no tiene más remedio que verse a escondidas en una casa abandonada porque su mamá de la novia no considera que la parejita se conozca lo suficiente como para ser pareja... también es obvio que no empezamos en estos extremos, todo al inicio era perfecto, la esperaba a una cuadra de su casa y nos íbamos camino a la escuela, siempre procurando tener un tiempo para besarnos y pasarla juntos, pero siempre alguien nos veía y mi querida suegra nos complicaba las cosas, y aunque intentamos de todo, desde usar a terceros como pretexto para vernos o tomar rumbos distintos, siempre fuimos descubiertos, hasta que llegamos al punto de vernos en calles a la orilla de la colonia donde pocas personas vivían para tomar rumbo a una pequeña palmera al fondo de un terreno baldío, tampoco duró mucho esa opción porque terminaron cortando esa palmera a las semanas, aquella casa en obra negra era lo único que nos quedaba y eso acababa de arruinarse por el peligro que representaba, a este paso no podré seguir viéndola, qué mierda de relación, y por supuesto no lo diría ni loco por la chica que tenía a mi lado, a esta chica de nombre Karla Itzel la amaba con locura, como nunca antes había amado a alguien, con ella experimente el verdadero amor que una persona puede sentir, con ella aprendí que si se puede amar a una persona aun con la distancia, ella se quedó conmigo a pesar de todo y eso siempre será la razón por la que la elegiría mil veces, a pesar del tiempo y del infierno, ella siempre es y será mi luz.
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