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«¡Obsérvenle! Es el gastrónomo del siglo XXI atravesando la jungla de los dilemas culinarios con un machete en la derecha y un cuchillo entre los dientes» — Maria Nicolau, cocinera y escritora En un mundo donde comer se ha convertido en un delicado equilibrio entre placer y culpa, es hora de romper las cadenas que nos atan a la contrición por disfrutar de un simple acto vital. En medio de una sociedad cada vez más puritana y sentimental, la sensualidad se ve relegada, exigiéndonos permiso para saborear sin remordimientos. Aquellos que reducen la comida a un mero trámite para recargar energías,…mehr

Produktbeschreibung
«¡Obsérvenle! Es el gastrónomo del siglo XXI atravesando la jungla de los dilemas culinarios con un machete en la derecha y un cuchillo entre los dientes» — Maria Nicolau, cocinera y escritora En un mundo donde comer se ha convertido en un delicado equilibrio entre placer y culpa, es hora de romper las cadenas que nos atan a la contrición por disfrutar de un simple acto vital. En medio de una sociedad cada vez más puritana y sentimental, la sensualidad se ve relegada, exigiéndonos permiso para saborear sin remordimientos. Aquellos que reducen la comida a un mero trámite para recargar energías, se equivocan rotundamente. Comer es un acto social de gran trascendencia, con implicaciones culturales que se entrelazan con la vida, la muerte, el sexo, la celebración, la gestión del entorno y la relación con nuestros hijos. Es un placer que va más allá de la simple satisfacción física. Un ameno y combativo recorrido por la historia cultural de la comida. Porque todos los seres vivos se alimentan, pero solo el ser humano experimenta el revolucionario acto de comer. Ante una sociedad con continuas prohibiciones, señalamientos, restricciones y exigencias (veganas, dietéticas, morales...), esta original obra nos confirma que cocinar puede ser sexy, que cocinar nos hará libres.
Autorenporträt
Nacido en Barcelona en 1969, Albert Molins es licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona. La gastronomía es la inseparable cara B de su actividad periodística, porque lo que más le gusta —además de comer y a ser posible con sus dos hijos— es contar historias. Publicó Homo Gastronomicus, el blog del que Ferran Adrià, en una de sus absurdas genialidades, aseguró que era el mejor de españa, y también ha colaborado con Gastronosfera, Tinta de Calamar, Apicus y Bon Viveur. En la actualidad, su principal labor es atizar a propios y extraños dentro del mundo gastronómico en la newsletter «Reflexiones de un gastrónomo angustiado», que compagina con su labor como jefe de sección de sociedad en el periódico La Vanguardia.