En la actualidad las instituciones de educación superior se les está demandando preparar mejor a los jóvenes para el mundo laboral, y, en esa preparación, ocupa un lugar especial el Practicum, ya que desempeña un papel clave en el desarrollo de competencias que permitan la transferencia y movilización de conocimientos a situaciones de trabajo (Molina Ruíz, 2007). Frente a las exigentes demandas de ingenieros calificados (Rascón Chávez, 2010), (Meza, 2008), en el sector productivo, se perfila la necesidad de desarrollo de proyectos de investigación que den solución a problemas del contexto. Vincular el proceso de enseñanza-aprendizaje con problemas reales del contexto, que demuestren los estudiantes la capacidad para trabajar en equipos multidisciplinarios; la capacidad para identificar, formular y resolver problemas de ingeniería; la comprensión de la responsabilidad profesional y ética; la capacidad de comunicarse eficazmente y una educación suficientemente amplia para comprender el impacto de las soluciones de ingeniería en un contexto global, económico, ambiental y social (Paz, 2007).