El homosexualismo político impone nuevos derechos homosexuales reconocidos en la ONU y algunos países occidentales pero históricos que buscan beneficiar a una minoría. Se está presentando una coyuntura global poco imaginada hace 50 años, remite a la humanidad a un espectro en el que las políticas de la ONU, ONGs y empresas imponen un cambio de régimen heterosexista por uno homonormativo. Esperemos que no nos lleve al naufragio de los principios personales y los valores sociales y familiares. El Estado ha de realizar los principios de un control popular y equidad política. La ONU evoca a un panorama que busca permear en favor de los liberales los diplomáticos y la burocracia que repercute indirectamente en las legislaturas nacionales. Esta situación puede ir en contra de la supervivencia de la familia como institución, que busca adentrarse como una nueva cultura sexual.