Leí sus poemas por primera vez cuando nos conocimos y me asombró la lucidez de aquella adolescente que buceaba en lo profundo de su alma, de nuestra alma… porque sus preguntas, sus dudas, sus certezas, nos conciernen, nos interrogan. Indaga sobre su existencia, así como el devenir de los acontecimientos de nuestra vida, nuestro país, nuestro mundo. Gabriela es una mujer comprometida con este lapso de historia que nos toca vivir. Conozco su tenacidad y perseverancia —sin perder nunca la ternura— en aquello que la pone en acción: desde la maternidad, el feminismo, la militancia, la presencia en la calle, hasta el teatro, el periodismo, su activismo en la lucha por los DD. HH. y muchos etcéteras. Su escritura franca, piensa y siente la infancia, el amor, el desamor, la sororidad, los tormentos de la memoria, el olvido para sobrevivir. No le es indiferente el dolor ajeno; le importa el OTRO. No la vi dudar nunca cuando hubo que estar donde es incómodo, doloroso, injusto. Estos poemas "sincréticos" plasman su ser sin velos: equilibrista entre ruinas que sabe del Paraíso y del Infierno. Madre amorosa, hija tierna, amiga leal, mujer poderosa y empoderada. No quiere estar dormida. Es la misma de siempre, pero distinta. Tina Debonis