Las historias siempre las cuentan los mismos. El detective perspicaz, la inspectora implacable, el pulcro agente de vida atormentada, pero moral recta… siempre la visión sesgada de quien se sabe en el lado correcto y juzga sin vergüenza alguna al del opuesto. Sin comprender. Sin empatizar. Siempre el mismo el mismo punto de vista. Una vez. Y otra. Sin querer entender que hay otra forma de ver las cosas. No justificable. No entendible. Solo diferente.