A finales del siglo XX el documental había sido relegado a espacios de consumo marginales o dirigidos a públicos especializados (festivales de cine, canales temáticos de televisión restringida), sin embargo, en los últimos años algunos filmes lograron ser programados en cartelera comercial obteniendo considerable éxito en taquilla. Esta hazaña alcanzada por distintos documentales responde en parte a las campañas de promoción que los acompañaron y a la elección de un tema interesante, pero sobre todo, a la introducción de un tratamiento atractivo para un público amplio. En ese sentido, una constante en la manera en que los distintos directores han tratado sus temas es la inclusión de una dimensión narrativa, empleando estrategias que enfatizan la subjetividad de ciertos actores sociales devenidos en verdaderos personajes al servicio de una trama. En este libro se toma punto de partida un estudio de caso del filme Masacre en Columbine (Michael Moore, 2002) para indagar sobre las relaciones que se establecen entre dimensión narrativa y vocación informativa, algo que sin duda ayudará a comprender cómo se construyen los principales documentales cinematográficos de la última década.