La importancia del contrato de seguro se encuentra en su relación al riesgo, es decir, a la exposición en que se encuentra una persona o un patrimonio de que se le cause un daño por la ocurrencia de un evento o siniestro y la posibilidad que existe de poder transferir dicho riesgo a un tercero. El seguro fomenta la iniciativa privada, estimula la prevención de riesgos y permite un desarrollo general de la economía, lo que resulta en la creación de empleos, frena la inflación que pudiera generar un siniestro, entre otros beneficios más. Por ello es que la reticencia y agravación del riesgo ya no sólo perjudican el patrimonio del sector asegurador, sino que trasciende a la economía de un país. Estos intereses deben ser adecuadamente protegidos en aras de una mayor seguridad jurídica y social.