En la Argentina la democracia burguesa ha estado en jaque, en los últimos años, por fuerzas distintas de las que el sentido común pequeño burgués imagina propulsoras de la "ruptura de la legalidad". Ese sentido común que pretende que sólo los "militares" están interesados en su clausura, a lo sumo junto con las fuerzas "de derecha". Ese mismo sentido común que cree que "en democracia" no pasan las cosas que pasan "en dictadura". No hay represión, no se criminaliza la lucha de la clase obrera, sólo se muere por accidente. Pero, como puso sobre el tapete la doble insurrección de diciembre de 2001, también las masas desafían a la democracia burguesa y lo hacen, contra su miseria y su irrealidad, en nombre de relaciones verdaderamente igualitarias. El libro que el lector tiene entre manos demuestra que ello no es una excepción de la pasada década sino, más bien, una constante.