La reabsorción severa en los sectores posteriores del maxilar, como resultado de la pérdida de dientes junto con el proceso de pneumatización del seno maxilar, resulta en una difícil rehabilitación protésica con el apoyo de los implantes convencionales, debido a la escasez de hueso vertical disponible. A lo largo de los años se han diseñado diferentes alternativas terapéuticas para ayudar a superar estos inconvenientes. El Implante Cigomático fue introducido en 1988 por Branemark. Este implante tiene un diseño que permite colocarse sobre el reborde alveolar a la altura del primer molar, reduciendo el cantilever bucal hasta en un 20 %, con la consecuente reducción de las complicaciones peri-implantarias, como inflamación, infección y la hiperplasia gingival, que pueden conducir al desarrollo del proceso de perforación del hueso palatino.