Existe en la sociedad argentina, un sentimiento de insatisfacción respecto de la función judicial. Las respuestas del servicio de justicia generalmente no satisfacen a los operadores judiciales. La tecnología nos muestra una realidad con tiempos diferentes a los de nuestros procesos judiciales. Frente a esta crisis la doctrina procesalista se debate en buscar respuestas. El vigente modelo procesal civil se sostiene en la escritura como regla formal casi exclusiva, poniendo un obstáculo para la introducción de cambios con incidencia real. A ello, no han podido escapar nuestros jueces, quienes se han visto inmersos en un modelo procesal que privilegia la acumulación de escritos minusvalorando la concentración procesal y obstruyendo la inmediación judicial. El modelo de juez de la estructura oral del proceso civil difiere del vigente. Aquél posibilita la existencia de un juez visible desde el inicio del proceso, en la etapa probatoria y al momento de dictar sentencia. El surgimientode la figura del juez presente, partícipe y director contribuye a mejorar la imagen de la institución judicial, acercándola a los justiciables.