Cuando hablamos de CFD nos referimos a derivados financieros complejos que actúan con apalancamiento, permitiendo aumentar exponencialmente la exposición al riesgo. Es así como en función del grado de apalancamiento se pueden obtener en un muy corto plazo pérdidas o ganancias que pueden incluso superar al monto invertido. Los derivados financieros no son nuevos, la particularidad de los CFD es que están destinados mayormente a inversores minoristas con escasa o nula experiencia, quienes en un 75% de los casos obtienen pérdidas en su operativa según datos de la CNMV. A partir de estos antecedentes, organismos financieros como la European Securities and Markets Authority y la Financial Conduct Authority han decidido regularlos y advertir al mercado sobre su comercialización, en tanto en los Estados Unidos no pueden ser comercializados por inversores minoristas. En contraste, en algunos países latinoamericanos, como Chile, se comercializan sin ninguna regulación.