La Tierra, nuestro planeta, es un ser viviente, es nuestra Madre Tierra. Pero esta madre no puede esperarnos todo el tiempo; ella pasará a otra dimensión, se sacudirá toda la carga negativa que nosotros sus hijos le generamos. El planeta no se destruirá ni habrá un final, solo se transformará en su proceso natural. Pero el hombre tiene la capacidad de revertir su futuro. Esto es lo que entendí del mensaje extraterrestre. Mi ignorancia espiritual sirvió para interesarme por el contacto extraterrestre y buscar a través de Misión RAMA. No pretendo tener la razón; mucho menos tienes que creértelo todo, pero este libro sí te puede servir para empezar a pensar, a buscar y a descubrir por ti mismo el por qué y para qué del contacto extraterrestre. Solo narro las experiencias que viví junto a personas contactadas que, guiadas por los Guías extraterrestres, fuimos a la legendaria ciudad perdida de El Dorado en representación de la Humanidad. Todo lo que me tocó pasar, valió la pena, pues aprendí a ser un hombre que va despertando su conciencia, a respirar y relajarme correctamente, a ver más allá de mis ojos físicos, a entender lo que es un ser humano y a vivir en medio de otros seres humanos, a ser más positivo, menos egoísta; también aprendí a sobrellevar el sufrimiento, a tener esperanza y libertad, a ser libre, a entender que no estamos solos –nunca lo hemos estado–, a ir aprendiendo a amar.