La lucha entre los conservadores del sistema y los reformadores del mismo duró todo el siglo XIX. A lo largo de este período, cambiaron reiteradamente los actores y los escenarios, pero el drama siguió siendo el mismo: la lucha de dos poderosas tendencias sociales, para definir un nuevo modelo de sociedad que sustituyera a la antigua sociedad colonial. De ahí que, para todos los efectos históricos, el siglo XIX se inició en 1809, con la revolución del 10 de agosto, y concluyó en 1912, con la guerra civil entre liberales y la inmolación de Alfaro y sus tenientes. Este libro enfoca precisamente los momentos claves y los espacios preferentes de esa confrontación, pero también propone una mirada sobre la vida social y la nueva dependencia internacional gestada ya en los días de la emancipación. En todo caso, el libro tiene la motivación de ensayar una nueva lectura del pasado, desde los intereses superiores de la nación y el pueblo.