La acción de todos los seres vivos y en especial del hombre está directamente correlacionada con la satisfacción de sus necesidades. Si todas estuvieran gratificadas no habría actividad. La lucha por la vida requiere división del trabajo que debe regularse con normas de convivencia evitando que los más poderosos abusen de los más débiles. Para hacer respetar las leyes es necesario designar autoridades. En este libro hemos sintetizado el campo de acción de los Gobiernos en una pirámide de cuatro caras. La primera concierne a la actividad política y las restantes serían la social, la económica y la conservación de los recursos no renovables. El eje que une al pueblo con el Gobierno constituiría la altura de la pirámide. Las cuatro caras y sus vértices se unifican en la cumbre puesto que no existe una división neta entre las distintas actividades del Gobierno. La humanidad nunca pudo crear estructuras perfectas. La causa principal es la tendencia del hombre, incluyendo los políticos, a actuar más en beneficio propio que en el interés general. Se analizan posibles reformas a los sistemas democráticos modernos.