Buena parte de la filosofía no llega a ser más que un conjunto de investigaciones aisladas en constantes disputas, en las que parece imposible lograr un acuerdo, un progreso claro y definido. Contiendas que se mantienen en un pobre espectro de enredos y no dicen más que aquello que ya está dicho. Por medio del cuestionamiento ¿Qué diríamos cuándo? el Filósofo John L. Austin, desarrolló una técnica de análisis filosófico que hace del lenguaje una herramienta central de investigación, aunque no su único tema. Una técnica, en donde el examen del uso de las palabras, las convierte en un instrumento para comprender la realidad en las que éstas se emplean, en donde se exige pensar la filosofía como una actividad grupal. Con el ánimo de enseñar y motivar a nuestros lectores a realizar un tipo de trabajo seguro y saludable, que aun sigue pasándose muy frecuentemente por alto en la filosofía, el presente texto da a conocer esta técnica de trabajo, a fin de contribuir en el desarrollo de una saludable y sobria filosofía, que no pretenda resolver todo ni finalizar todo. Un modo de proceder seguro para todos y perjudicial para nadie.