La contaminación auditiva en un aula de clase es un problema que afecta directamente el aprendizaje de los estudiantes. Esto se debe a que los materiales constructivos del claustro educativo no ofrecen la suficiente impedancia acústica qué se necesita para disipar el ruido exterior. De ahí surge la idea de examinar el nivel de presión sonora que están recibiendo los salones. Al incremento de los niveles sonoros no se le ha dado la importancia que merecen el pasado a pesar de que afectaba prácticamente todos los ciudadanos.